Los orígenes de la Virgen del Carmen se encuentran en el Primer Libro de los Reyes; donde el profeta Elías habla de la gran sequía que sufría el país y de los sacrificios ofrecidos en el Monte Carmelo.
Fue entonces que el profeta prometió a Dios que el rey Ajaab y su pueblo abandonarían al dios Baal; para que Él terminara con lo que asolaba la región. Después de varias veces que Elías subió a la cordillera, apareció una señal.
Cuando volvió la séptima vez, subía desde el mar una nubecita no más grande que la palma de la mano
1 Reyes 18,44
A partir de entonces el Monte Carmelo, cuyo nombre significa jardín, se convirtió en un lugar sagrado; hasta donde llegaron a vivir ermitaños que se dedicaban a rezar y que con el paso de los siglos fueron llamados carmelitas. Estos hombres que se entregaron a la oración y a la penitencia en el desierto; con los años comenzaron a invocar a María con el nombre de “Santísima Virgen del Monte Carmelo”.
Posteriormente, en el siglo XIII el Patriarca Latino de Jerusalén, delegado papal en Tierra Santa; les pidió a los fieles que ordenaran su estilo de vida, lo cual se concretó gracias a los papas Honorio III e Inocencio IV. De esta manera, nació la orden religiosa de los Padres Carmelitas, que se extendió por el mundo tanto en su rama masculina como femenina.
Mensaje de la Virgen del Carmen
Rodeada de ángeles la Virgen del Carmen se apareció a san Simón Stock; general de la Orden de los Carmelitas para entregarle un escapulario y decirle: “Recibe hijo mío este Escapulario de tu orden, que será de hoy en adelante señal de mi confraternidad, privilegio para ti y para todos los que lo vistan. Quien muriese con él, no padecerá el fuego eterno. Es una señal de salvación, amparo en los peligros del cuerpo y del alma, alianza de paz y pacto sempiterno ”.
En esa época, los carmelitas debieron abandonar el Monte Carmelo por la invasión de los musulmanes y los que se quedaron fueron masacrados. El superior Stock imploraba una intervención divina por los ataques que recibía la orden. Llamó a la madre de Dios como “la flor del Carmelo” y la “Estrella del Mar”. En ese momento la Virgen fue en su auxilio justo mientras cantaban el Salve Reina.
Años después, en 1845 el barco inglés Rey del Océano se encontraba en medio de una tormenta; cuando un protestante llamado Fisher subió a la cubierta con su esposa, hijos y otras personas para suplicar a Dios misericordia y perdón.
Estando arriba estos nuevos tripulantes, un joven irlandés llamado John McAuliffe abrió su camisa para sacar el escapulario que llevaba colgando del cuello; y haciendo con éste la señal de la cruz sobre las olas, lo lanzó al océano.
En aquel instante el viento se calmó y el escapulario volvió con una fuerte ola hasta los pies del chico. Al interrogar a John sobre todo lo que pudieron presenciar, los que se encontraban en el barco lograron conocer a la Virgen del Carmen. Hoy, la advocación es recordada sobre todo por marineros en países como Venezuela, España o Argentina.