En el Natalicio de Simón Bolívar queremos recordar que muchos han sido los gobernantes que han exaltado la figura del libertador para construir discursos; simbologías o relatos mitológicos. Tales son los casos de Antonio Guzmán Blanco o Juan Vicente Gómez. Sin embargo, Chávez fue uno de esos gobernantes que más ha exaltado y apelado a la figura de Bolívar.
Según la opinión del politólogo Víctor Manuel Pulido, ese constante uso de Bolívar o del bolivarianismo tiene mucho que ver con la histórica tradición militarista; caudillista y personalista de Venezuela; así como de gran parte de Latinoamérica, además de que representa una fuente de legitimidad para los gobernantes.
Asimismo, la exaltación del libertador; de sus hazañas y heroísmo permite construir un discurso nacionalista y un relato mitológico que amalgama a la población, desde la historia; la costumbre y la tradición en torno a la figura de un líder para dotarlo de legitimidad, consentimiento, reconocimiento y obediencia.
En ese sentido, se puede ver como existen gobernantes, “especialmente los militares y los de talante autoritario”; que apelan a este tipo de simbolismos como estrategia para controlar a la población e imponer una verdad oficial sobre la historia nacional.
Por consiguiente, hay allí una similitud de culto al personalismo y uso constante de figuras e imágenes como símbolos; banderas de lucha, movilización e influencia de Chávez y Bolívar, como una misma narrativa oficial que Maduro ha continuado.
Relatos del chavismo años después del Natalicio de de Simón Bolívar
Pulido puso como ejemplo el relato del chavismo: Bolívar es el Padre de la Patria, Chávez es el Comandante Supremo y Eterno y Maduro es el hijo de Chávez; presidente obrero y conductor de victorias. En muchas instituciones, así como espacios públicos están colgados los cuadros de Bolívar, Chávez y Maduro, “evocando una especie de altar cuasi religioso”.
Sin embargo, en esa similitud también hay que tener en cuenta varias cosas relacionadas a las dinámicas; y a la eficacia de tal estrategia para uno y para el otro. Primero, en el caso de los gobiernos de Chávez, él gozaba de carisma y popularidad. El uso de la figura de Bolívar estuvo presente desde que el expresidente entró a la palestra pública con el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200.
Luego, la campaña de Chávez en su aspiración a la presidencia se basó en un discurso nacionalista y revolucionario; que prometía hacer grandes cambios en el sistema, enarbolando las banderas del bolivarianismo y fechas patrias como el Natalicio de Simón Bolívar.
Una vez en el poder, Chávez exacerbó el uso de la imagen de Bolívar como símbolo de la “Revolución Bolivariana”; como proyecto político sujeto al “Socialismo del Siglo XXI”. Cambió el nombre oficial del país, los símbolos patrios, el nombre de la moneda; llegando incluso a deconstruir el rostro de Bolívar e imponer una nueva imagen digitalizada; lo que el politólogo reconoció como “algo que constituyó una de las afrentas más graves hechas a la historia”.
El bolivarianismo y la figura de Chávez con Maduro como presidente
Con Maduro, el uso de la imagen de Chávez, que ha sido similar a la utilización de la figura de Bolívar; no ha tenido el mismo efecto ni ha sido eficaz como lo fue en su momento con el difunto presidente debido a varias razones.
Maduro carece de carisma y de apoyo popular, razón por la que tuvo que apelar constantemente en su discurso a la simbología de Chávez para tratar de lograr legitimidad, influencia y capacidad de movilización, especialmente durante su campaña electoral de 2013 y en los primeros años de gobierno.
Víctor Manuel Pulido
Incluso, la apelación de Maduro a la imagen del expresidente ha sido mayor que a la de Bolívar; quien aún sigue siendo un ícono importante para los partidarios del socialismo venezolano, pero ahora en menor grado de exaltación.
El profesional en el área política reafirmó que el actual mandatario nacional no pudo mantener los mismos niveles de respaldo popular que en un inicio; porque el carisma es intransferible, por lo tanto se vio en la necesidad de apelar a la fuerza y la violencia; radicalizando el modelo político y consolidando un autoritarismo que hoy conocemos, en un contexto económico; político y social distinto al de Chávez, mucho más grave y profundo.
Para concluir, se puede decir hoy en el Natalicio de Simón Bolívar que el uso de simbolismos; cultos personalistas y prácticas litúrgicas casi religiosas han formado parte del chavismo desde 1999; como una manera de imponer un sistema de control y dominación desde la deconstrucción cultural, histórica y sociológica.