El opositor ruso Alexéi Navalny volvió a Moscú, Rusia, tras varios meses de convalecencia en Alemania, después de sufrir un envenenamiento, pese a las amenazas de detención de la justicia del gobierno Vladimir Putin.
El avión despegó desde Berlín. A bordo, el político subió un video junto a su pareja y escribió: “Nos vamos a casa”. Además, dijo a los reporteros del vuelo que es inocente y que no teme ser detenido.
“Tengo la fila de la suerte, la 13”. “Tengo todo el derecho a regresar a casa”, añadió, en relación a la orden de busqueda y captura contra él. “Quiero expresar mi más profundo agradecimiento. Gracias a todos, espero que todo irá bien. Hoy soy muy feliz”, declaró, tras ser conducido por la policía alemana directamente a su avión junto a su esposa Yulia.
En la víspera de su partida, el opositor también había dado las gracias a los médicos, policías y políticos alemanes que conoció durante los cinco meses que pasó en el país.
Desde que el principal enemigo de Vladimir Putin anunció el miércoles su intención de regresar, los servicios penitenciarios rusos (FSIN) le advirtieron y aseguraron que se verán obligados a detenerle por violar las condiciones de una condena con suspensión de pena que le impuso la justicia en 2014. Navalny, de 44 años, no hizo caso de esas maniobras que, según él, están destinadas a amedrentarlo. La policía desplegó un importante operativo y ya detuvo a simpatizantes y partidarios de Navalny, entre ellos su hermano.
La principal figura de la oposición rusa cayó en coma en agosto, cuando regresaba de un viaje a Siberia. Inicialmente fue hospitalizado en Omsk, una gran ciudad de la región, pero fue trasladado unos días después a un hospital de Berlín tras la presión de sus allegados.
Laboratorios confirmaron el envenenamiento
Tres laboratorios europeos concluyeron que el opositor fue envenenado con un agente nervioso del tipo Novichok, desarrollado en la época soviética, una conclusión que confirmó la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OIAC) pese a que Moscú lo ha negado. El opositor acusó a los servicios especiales rusos (FSB) de haber tratado de asesinarle por orden directa de Vladimir Putin.
Sin embargo, las autoridades rusas acusaron a los servicios secretos occidentales y hasta a la higiene de vida de Navalny. Hasta ahora, Moscú se ha negado a abrir una investigación para descubrir lo que le ocurrió a Navalny, debido al supuesto rechazo de Alemania a compartir sus informaciones con Rusia.
Berlín anunció el sábado que transmitió a Moscú todos los elementos de su investigación judicial, en particular unas actas de los interrogatorios de Navalny y muestras de sangre y tejido, así como trozos de ropa; mientras espera que las autoridades aclaren el supuesto crimen.
Según el FSIN, Navalny incumplió cuando estaba en Alemania las condiciones de la condena de 2014, que le obliga a presentarse al menos dos veces por semana en la administración penitenciaria.
Desde finales de diciembre, el opositor también es objeto de una nueva investigación por fraude, por sospechas de haber gastado para su uso personal 356 millones de rublos (3,9 millones de euros, 4,8 millones de dólares) de donaciones.
Más de 2 mil personas han anunciado que irán a recibirlo pero la justicia advirtió de los riesgos de participar en un acontecimiento público no autorizado en el aeropuerto de Vnukovo. Varios activistas que iban a viajar a Moscú desde San Petersburgo para reunirse con el opositor fueron detenidos por la policía antes de salir.
Nacionalistas en Rusia amenazaron a Navalny
Por su parte, grupos nacionalistas hostiles a Navalny amenazaron con recibirlo con zelionka, un antiséptico de color verde difícil de limpiar; con el que ya habían rociado al opositor en el pasado.
El aeropuerto declaró que no autorizará a la prensa a trabajar en la terminal debido a la pandemia de coronavirus. Videos publicados en las redes sociales mostraron a la policía antidisturbios ante el edificio.
Navalny sigue siendo la principal voz de la oposición en parte gracias a su canal de YouTube que cuenta con 4,8 millones de seguidores y a su organización; el Fondo de Lucha contra la Corrupción (FBK), que denuncia la corrupción de las élites.
Pese a los allanamientos, las presiones y las condenas a penas cortas de cárcel a Navalny o sus aliados; éste ha logrado organizar varias manifestaciones muy seguidas en los últimos años, y ha provocado varios reveses al poder en elecciones locales.
Su fama sigue siendo limitada fuera de las grandes ciudades. Un sondeo del centro independiente Levada de septiembre concluía que solo el 20% de los rusos aprueban sus acciones.
Para los expertos, el regreso anunciado de Navalny a Rusia es un obstáculo del Kremlin; ya que dejarlo libre sería una demostración de debilidad y encarcelarlo amenazaría con provocar un nuevo escándalo.