Coincidiendo con el primer día de la primera fase de salida del confinamiento sanitario; desde sindicatos, organizaciones humanitarias, grupos de izquierda, hasta asociaciones de periodistas convocaron la tarde del sábado a manifestaciones en París, Francia y ciudades de otras provincias.
Las asociaciones de periodistas protestaban contra un proyecto de ley de “seguridad global” que pudiera prohibir o limitar la fotografía de fuerzas del orden en acción, sugiriendo o proponiendo que los reporteros gráficos se acrediten antes en la prefectura, para cumplir las consignas que permitan evitar problemas gubernamentales. Además, sindicatos, organizaciones humanitarias y grupos izquierdistas protestaban contra el desmantelamiento violento de campamentos de inmigrantes y refugiados.
En París, una de las manifestaciones tuvo un alcance simbólico, encabezado por representantes de periódicos y cadenas de radio y TV; comenzando por Le Figaro, Le Monde, Liberation, Paris Match y Liberation con la intención de denunciar la decisión de legislar en materia de información y orden público.
Asimismo, diferentes organizaciones consiguieron reunir a millares de manifestantes en París, Burdeos, Rennes, Orleans, Lyon, Lille, Toulouse, Montpellier entre otras ciudades de provincias. La mayoría de las manifestaciones comenzaron y terminaron sin incidentes. Pero hubo choques violentos en las protestas de París, en Rennes y Burdeos.
En París, los manifestantes en las plazas de la República y la Bastilla, con mascarillas la mayoría, transcurrieron en paz hasta que las órdenes de dispersión por parte de las fuerzas del orden precipitaron enfrentamientos violentos, que los antidisturbios intentaron controlar con gases lacrimógenos.
Barricadas en manifestaciones
En Orleans y Burdeos hubo intentos de instalación de barricadas. Grupos de las antigua franquicia de los “chalecos amarillos” hicieron una reaparición por varios lugares de Francia. Empezando la noche del sábado (hora Francia); las manifestaciones dejaban una atmósfera afectada por los gases lacrimógenos en las plazas parisinas de Bastilla y la República.
Le Figaro y Le Monde estiman que la crisis originalmente policial y legislativa; se ha terminado transformando en un problema político de fondo para Emmanuel Macron. Su proyecto de ley de Seguridad global se ha convertido en un problema para los medios de comunicación.