Mi nombre es Amanda Michelena, tengo 25 años de edad. (Soy Aries, del 23 de Marzo de 1995.) Soy estilista de moda, productora y directora creativa. Me dedico a hacer consultorías creativas de moda, producir editoriales, contenido audiovisual y colaboro con marcas en diferentes partes de sus procesos creativos como consultora independiente. Tengo un proyecto personal llamado Villa Lachemine que es una carta de amor abierta a mis años en los que viví en Venezuela. Y actualmente tengo un podcast que se llama Sin Juzgar a Nadie, que es un podcast creativo que trata de reflejar en unos minutos de conversación, las realidades de personas que tanto a mi co-host Giuliana Oione y a mi nos interesen, siempre pensando en la diversidad y la empatía sobre otros puntos de vista.
Actualmente, me encuentro en un año nomádico en el que había pensado visitar varias ciudades entre Estados Unidos y Europa, hacer investigaciones creativas para mis proyectos personales y conectar con otros creativos. (Antes de establecerme en una ciudad por un periodo más largo.) Después de residir por 5 años y medio en Londres donde hice mis estudios universitarios.
Para el momento en el que me enteré de la pandemia me encontraba haciendo un viaje a Nueva York, estamos hablando de Enero de 2020. Estados Unidos en general aún estaba procesando la idea de una enfermedad que sea altamente contagiosa y que se esparcía extremadamente rápido, por lo cual solo veía en las noticias los pocos reportajes de lo que se avecinaba y que ya en ese momento estaba pasando en Asia.
Confinamiento en Europa
Madrid fue la ciudad en donde viví el confinamiento, a partir del 15 de Marzo sabría que mis planes ya no eran planes, ni tampoco míos. Siempre voy a decir que tuve mucha suerte de contar con viejas y nuevas amistades, muy queridas, en el momento en el que sucedió la pandemia que me brindaron techo y apoyo. Lo entendí y viví mejor el día de mi cumpleaños, que también fue la semana más crítica para España.
Justamente para el momento en el que me enteré que ya no podía seguir viajando había sido invitada a ir a la Universidad de las Artes de Londres a conversar sobre mi proyecto y mi experiencia dentro de la universidad.
Lo cual iba perfecto con la idea de buscar todas mis pertenencias que se encuentran aún en un storage al sur de Londres y finalmente tomar una decisión de cuál iba a ser mi siguiente ciudad de residencia. También conversaba la posibilidad de pasar unos días en París antes y seguir siendo nómada, en definitiva: seguir en movimiento mientras la pandemia me lo permitiese.
Sin embargo, las medidas tomadas para controlar la pandemia aseguraron mi estadía en Madrid hasta Junio; me quedé anclada en Madrid sin poder viajar a otro lado y fue la ciudad donde nace el podcast que comparto con Giuliana Oione: Sin Juzgar a Nadie. Como también tuve encuentros con otros creativos que luego se volvieron amigos. Luego, poco a poco, la ciudad iría cambiando de fases hasta encontrarme con la idea de regresar a Venezuela por razones personales y/o considerar otros destinos que me aseguran la estadía sin tener muchos problemas.
Como una persona que ha vivido crisis a lo largo de su vida, la pandemia la viví en una calma muy extraña. Siento que conmigo los sentimientos de resignación, miedo e incertidumbre a cambiar mis planes por una situación de fuerza mayor, se habían vuelto un estado muy normal en el que estar. Hubo días buenos y días malos. Como también hubo días en los que estaba en un limbo de inestabilidad emocional. Muy vulnerables. Hubo días de mucha reflexión y de búsqueda de paz internamente, pero el sentimiento general fue de agradecimiento constante de que dentro de una situación tan crítica para el mundo, estaba resguardada, segura y sana. Situación que para muchos fue muy adversa y diferente.
Conocí el verdadero significado de la resiliencia y la aceptación radical, aprendí lo que era la autocompasión, la empatía y la falta de juicio para los sentimientos que otros pueden generar en mi. Me encontré con viejas heridas y se abrieron unas nuevas, como muchos pueden admitir y lo tendré siempre presente: hay un antes, un después del confinamiento y seguramente pase lo mismo con la pandemia. Me dediqué mucho a trabajar en mi misma en la mejor manera que conocía y pude, tanto en mi vida profesional como en mi vida personal.
Acudí a diferentes tipos de desahogo y métodos terapéuticos para lidiar con estos pensamientos de incertidumbre, ansiedad y depresión: escribir en un diario que tengo desde mi última visita a Orlando, Florida en Octubre de 2019, lanzarme maratones enteros de documentales, series interesantes, practicar la meditación activa, yoga, hablar con viejos amigos por todas las plataformas en internet habidas y por haber.
También, invertí mi energía en aprender nuevos medios para expresarme, como el podcast, por ejemplo. Catas de vino online (Y lo que sea que eso incluya.) Hice algún cursillo de arte y producción (hice más, pero no los terminé) pero lo más interesante que me hizo reflexionar, es que gané experiencia y madurez al perder mi tiempo hablando con personas que ya no están en mi vida, que curiosamente estuvieron por menos tiempo presentes de lo que duró el confinamiento en Madrid. Mi parte favorita fue que desarrollé un humor mas negro del que ya tenia (fue maravillosa esta etapa esta).
Barcelona vendría siendo mi siguiente capitulo, donde me encuentro actualmente en la espera de poder viajar a Venezuela si abren los bordes, estuve conectada más que nunca en mis redes sociales a lo largo de estos meses pero también fue gran parte un descanso de vez en cuando, no fue constante mi contacto virtual con el resto del mundo, ni con las noticias, ni otras personas en general. Para una persona que forma parte de una industria apreciativa como lo es la moda y el arte, es necesario desconectarse del mundo para chequear los ideales que una tiene de sí misma, la salud mental es un aspecto de mi vida que siempre voy darle la atención que merece porque en la cultura latinoamericana aún le falta apreciar más el cuidado holístico del cuerpo, mente y la espiritualidad. Y esto también lo aprendí y desaprendí, son viejas creencias y arquetipos relacionados con esto. (muchos momentos de oscuridad.)
El Ahora
Mi realidad por el momento, es seguir usando mis habilidades para seguir conectado con personas creativas como pueda, aprovechar el tiempo que tengo para crear contenido digital y seguir trabajando en mis proyectos personales. He sido sumamente privilegiada de poder contar con recursos, mis familiares y amistades que me permitan seguir haciéndolo. Esperando ver cuál será el siguiente destino y ciudad de residencia, como también aprovechar todas las oportunidades para seguir creciendo y reflexionando en una época histórica para el mundo.
Cierre
Hasta ahora cada una de estas narraciones, nos han permitido incursionar en su mundo, plasmado por letras y fotos de calles o lugares vacíos donde se acostumbraba ver cierta multitud de persona. Esta pandemia por lo menos nos ha permitido desarrollarnos y adaptarnos ante las nuevas circunstancias. Aún hay historia por conocer, este es el inicio de grandes relatos.
Atentamente, Carmen Helena.