Este año ha sido uno de los más caóticos, trascendentales y sin saber cómo terminará, este son los relatos y el punto de vista de cuatros personas ubicadas en distintas partes del mundo; Australia, España, Francia e Inglaterra.
Acompañame a descubrir que no estamos solos en algunos sentimientos que quizás podamos coincidir, cada historia es distinta, somos seres humanos que nos tuvimos que habituarnos a las diferentes realidades que se nos presentaba. Hasta poder obtener en un futuro la monotonía que estábamos acostumbrados tener.
Atentamente, Carmen Helena .
Albany Suárez. Estudiante de Inglés, Londres
Actualmente estudio Inglés en Londres. La primera fase fue un poco extraña porque las personas se pusieron histéricas y empezaron a saquear muchos mercados y negocios, ver eso acá en Europa fue el doble de extraño. La gente tenía pánico, incluyéndome, de salir y evitaba hacerlo muchísimo, todo lo hacía por internet para tratar de no exponerme.
Aprendí que casi todo lo puedes hacer desde casa, pedir comida, artículos de primera necesidad y estar con tus amigos a través de una pantalla. Conocí mucha gente en la cuarentena por internet que actualmente agradezco haber conocido.
Tuve mucho miedo e incertidumbre, porque pensé que no iba a parar jamás o que se pondría peor y que moriríamos todos. Mi realidad no ha cambiado mucho, si salgo más, pero con mascarillas y cuidados. Lamentablemente, es nuestra realidad y tenemos que acostumbrarnos que el virus seguirá y está en nosotros, el cuidarnos en lo que podamos, salir lo menos posible y más si se tiene cualquier síntoma de resfriado común.
Caryarit Carolina Pérez. Ingeniero Industrial, estudiante de diplomado en Innovación y Tecnología, Francia
Cuando inició la cuarentena, tenía apenas 2 meses de haberme mudado a París. Aunque ya llevaba año y medio en Francia, vivía al Sur, así que en París no tenía amigos, familiares o conocidos. Cuando el presidente Macron anunció las medidas de la cuarentena, naturalmente estuve asustada, nerviosa, y muy ansiosa. Todos los días revisaba el número de contagios y de fallecidos. Las noticias de España e Italia eran muy desalentadoras y dado que Francia se encuentra en el medio de estos dos países, cada día me angustiaba más.
Recuerdo que me costaba concentrarme en el trabajo, estaba sensible, lloraba casi a diario al ver las noticias. Me conmovían los videos de las personas aplaudiendo en los balcones y el apoyo al equipo médico, así que intentaba verle el lado positivo a esta situación, darme cuenta que nos acercaba más como humanos.
Pasé mi cumpleaños número 26 en cuarentena. Ese día me compré un postre y una pizza por Uber Eats, me vestí, me maquillé, y canté cumpleaños vía videollamada con mi familia y amigos. Con el pasar de los días y semanas, me fui adaptando a estar sola, con contacto prácticamente nulo con el exterior. Me asomaba a la ventana a llevar Sol todos los días, aprendí a hornear galletas, vi series y películas, me enfoqué en el trabajo y en la tesis.
Admito que me sentía muy nerviosa y paranoica cuando tenía que hacer las compras del mercado. Al llegar, desinfectaba todos los productos, mi ropa y mi cuerpo. Las calles estaban completamente vacías. Siendo París una de las ciudades más visitadas del mundo, verla desolada me generaba más ansiedad.
Durante la primera fase de la cuarentena, implemente más las videollamadas con mis familiares y amigos estaban a la orden del día y gran parte de mi tiempo lo pasaba frente a la pantalla del teléfono o la laptop. Desde que Francia ‘salió’ de la cuarentena y se nos permite hacer vida relativamente normal, con el debido uso de la mascarilla, ha disminuido mi contacto virtual a los mismos niveles que antes de la cuarentena.
Tuve y todavía tengo días llenos de incertidumbre, especialmente por el tema económico. Ahora mismo estoy luchando contra las secuelas de esos altos periodos de ansiedad. Mi familia sigue en Venezuela, así que cada día es una preocupación por saber que ellos se encuentren bien. Adicionalmente, mis pasantías terminaron, así que me encuentro buscando trabajo desde hace 2 meses.
No ha sido sencillo, la incertidumbre por el contexto económico pega aún más fuerte cuando uno es inmigrante. Trato de apoyarme en mis amigos y seres queridos para recobrar la motivación y seguir intentando, con la esperanza de que poco a poco volvamos al ruedo.
Reinaldo Hidalgo. Lcdo. en Comunicación Social, Máster en Sport Management y High Performance Tennis Coach en Pymble Ladies College, Australia
La primera fase de cuarentena fue un poco raro, todo se empezó a cancelar en ese momento me encontraba jugando un torneo de tenis con la University of Technology Sydney, teníamos planeado viajar y de repente todo se cortó debido a la situación, muchas cosas pasaron, también las personas empezaron actuar diferente nadie se te quería acercar.
Luego llegó el ciclo donde el gobierno se colocó más estrictos con la cuarentena a pesar que acá en nunca fue tan fuerte, si hubo días o semanas que prácticamente encerrado en la casa donde hubo momentos donde se podría estar en la comodidad de su propio hogar luego se empezó a colocar tedioso.
Tuve la suerte de tener un trabajo donde era seguro de hacer durante la pandemia; como el deporte y mantuve la oportunidad de seguir trabajando así que prácticamente no estaba encerrado en mi casa, no me pego tanto todo esto, pero notoriamente las cosas cambiaron; no era netamente entrenar el equipo sino clases más privada.
Sídney es una ciudad bastante movida y de un día para otro todo estaba cerrado, para mi opinión como si perdiera la magia que está caracterizada. El contacto virtual en mi caso no fue tanto, al menos que sea una reunión de trabajo con los entrenadores por lo general lo realizamos virtualmente para evitar estar todos en un lugar cerrado. Por otro lado mi novia que trabaja en el área de finanza de un banco, ella si desarollo más sus actividades laborales virtuales (home office).
Al principio si tuve incertidumbre, todos los medios de comunicación estaban constantemente con noticias referentes al Covid-19, o pérdida de empleo, los casos altos que había en el país, en mi caso laboralmente hablando me permitió tener una actitud positiva, a medida que pasó el tiempo uno se llega a tranquilizar más.
Mi realidad es bastante normal, tengo la suerte de vivir en Australia y el gobierno a manejado bien el tema del coronavirus, las mayorías de la cosas están prácticamente abiertas, la vida está corriendo normal se puede ir a restaurantes, bares o gimnasios obviamente hay un protocolo en cada lugar por ejemplo si vas a comer debes dejar tus datos y está ligado a una aplicación de la gobernación, en dado caso de que haya un contagio para llevarle un mejor seguimiento al virus.
Mi vida ahora es bastante normal, trabajo, realizo mis actividades cotidianas y salgo los fines de semana con mi novia, en conclusión mucho mejor que en marzo. Se puede ver más movimientos de personas en las calles, hay sitios de trabajo que vuelven a con jornadas presenciales, estamos volviendo a la vida.