Cada 28 de junio se celebra el día del orgullo gay alrededor de todo el mundo porque se conmemoran los disturbios de Stonewall (Nueva York, EEUU) en 1969, cuando se marca el inicio del movimiento de liberación homosexual.
La detonación de esta revolución ocurrió ese día, al detener a Sylvia Rivera a manos de unos policías en el Stonewall Inn, ya que no estaba cumpliendo con la ley al no ir vestida de hombre, a pesar que en su documento de identificación se mostraba como tal.
A partir de entonces, Rivera se convirtió una activista transgénero de ascendencia puertorriqueña y venezolana, quién defendería los derechos LGBTI junto a su amiga Marsha P. Johnson.
La transgénero tenía 18 años cuando se iniciaron los famosos disturbios de Stonewall. Para el momento, ella había abandonado su vida de trabajadora sexual para convertirse en una activista que buscaba que todas las trans consiguieran “un buen trabajo con un buen jefe que le permitía llevar maquillaje si así se sentía bien” como lo detalla el historiador estadounidense Martin Duberman en Stonewall: El Origen de una revuelta.
Como respuesta a este acontecimiento, surgieron diversas revueltas y manifestaciones violentas que pretendían protestar contra un sistema que perseguía a los homosexuales; consideradas como las primeras muestras de lucha del colectivo LGBTI en Estados Unidos y en el mundo, reconocidas como los precedentes de las marchas del orgullo gay.
Hechos en el Stonewall Inn y su importancia para el orgullo gay
La policía irrumpió en el local de forma inesperada, pidiendo a los clientes que formaran una fila y sacaran su documentación. Parecía una redada basada en el patrón habitual, por lo que solo serían arrestados quienes fueran sin documentación.
Uno de los policías se acercó a Sylvia y le preguntó si era hombre o mujer. Ella, molesta, casi agrede al agente, pero el novio de la trans la detuvo. Sin embargo, un policía se la llevó a la fuerza hasta la puerta del local. Otras mujeres fueron arrestadas por no llevar el mínimo de tres prendas de su “género” por ley.
La acción policial sorprendió a la administración, que normalmente recibía un aviso de la policía a la que sobornaba en caso de redada. Pero, en esta ocasión, la redada estaba protagonizada por federales. La Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (BATF por sus siglas en inglés) había averiguado que las botellas de alcohol que utilizaban en el club carecían de sellos federales.
Algunos de los clientes que estaban siendo registrados en esta redada comenzaron a abuchear a la policía al ver que detenían a gente arrastrandola y las llevaban a la furgoneta.
Cuando ese grupo de clientes se convirtió en una muchedumbre considerable, los policías comenzaron a golpear a los asistentes, porque los sorprendió el hecho de que la comunidad LGTBI estuviese respondiendo a la represión entre burlas y lanzandoles lo primero que conseguían a su paso.
Lo anterior mencionado, lo certifica el estudioso del cine y escritor español, Alberto Mira quién dijo que “estaban acostumbrados a que la gente se callara, pero estos devolvían los golpes. Gente gay, trans y latina respondió a algo a lo que normalmente no se respondía”.
Como resultado de lo que se alargó hasta altas horas de la madrugada, cuatro agentes acabaron heridos y unas treintena personas terminaron en los calabozos de la comisaría del Distrito Sexto, de las cuales, siete eran empleados del Stonewall. Los detenidos tenían cargos que iban desde persecución por resistirse al arresto hasta la desobediencia.
Días posteriores al hecho que marcaron el inicio del orgullo gay
Al día siguiente, los policías antidisturbios estaban colocados en línea a lo largo de la Christopher Street desde el Stonewall. Las asistentes a las protestas eran trans que protagonizaron la velada anterior.
A diferencia de la noche del 28 de junio, la multitud había crecido considerablemente y era más difícil de controlar. Aun así, “los policías venían determinados desde el principio a sofocar la rebelión, a aporrear cabezas y romper huesos”, apuntó Duberman.
Las dos noches siguientes no se realizaron manifestaciones, en gran parte por la lluvia. El colectivo aprovechó para organizarse, hablar, reflexionar y hacer estrategias.
Después de este tiempo de relativa calma, llegó la noche del miércoles, momento en que ocurrieron una serie de sucesos que recordaban a lo ocurrido durante el pasado fin de semana: se incendiaron contenedores y se lanzaron botellas a los agentes.
Ese mismo día, fue el último de estas protestas que marcaron el inicio de una lucha de aceptación y respeto hacia la comunidad LGBTI.
Historia del Stonewall Inn
El Stonewall Inn había sido un restaurante y club nocturno que frecuentaban personas heterosexuales durante la década de los cincuenta. Sin embargo, el local fue adquirido en 1966 por tres miembros de la mafia que lo reabrieron como un bar gay.
Los socios de este nuevo negocio decidieron inaugurarlo como un “club de bebidas” privado, lo que les eximía de la prohibición de servir alcohol sin licencia; sin embargo “Tony el Gordo”, gestor principal del local, pagaba alrededor de 2 mil dólares en sobornos semanales al Sexto Recinto de la Policía de Nueva York.
El principal lugar de reunión de los asistentes era la pista de baile, iluminada con luces oscuras, esto “en el caso de que llegara inesperadamente la policía o un hombre sospechoso con ropas de secreta, unos focos alumbraban instantáneamente la zona de baile, indicando a todo el mundo que dejara de bailar o se los llevarían”, según Duberman
Quienes frecuentaban el pub eran transexuales, travestis, negros o jovenes, rechazados incluso por sus familiares por ser homosexuales o pertenece a la comunidad LGBTI de la época.
Actualmente, el día del orgullo gay se sigue celebrando a pesar del rechazo de muchas personas, quienes consideran a la comunidad LGBTI como algo inaceptable en la sociedad por sus diferentes fobias. A pesar de esto, la rebelión del grupo en contra de las leyes que no los amparan, ha obtenido resultados, en general positivos en muchas partes del mundo.
Las fobias y el rechazo continúan en el mundo, pero cada vez son más quienes apoyan está causa y dan fuerza a las personas para que mantengan la cara en alto, sean gays, lesbianas, trans, negros o blancos.
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