La pandemia del COVID-19 ha afectado a los indígenas venezolanos, aunque están fuera del foco de atención médica, también luchan día a día contra el virus
Según la organización Wataniba, que provee modelos de bienestar socioambiental, para el 30 de agosto de 2020, la Amazonía venezolana acumulaba 2.691 casos de personas contagiadas (7,4% del total nacional) y 13 fallecidos (2,4% del total nacional). Para ese momento los datos se distribuían de la siguiente manera: 2066 para el estado Bolívar, 363 en Delta Amacuro y 262 en Amazonas.
El estado Bolívar ocupa el quinto lugar, luego de Anzoátegui, que colinda con la Amazonia venezolana por el noreste. Para el 12 de septiembre, el número de personas contagiadas confirmadas era de 3.613, distribuidas 462 en Amazonas, 2.678 en Bolívar, y 476 en Delta Amacuro.
También, en la frontera internacional, todos los estados, colombianos, brasileños y guyaneses, se encuentran en una curva de aumento. Esto se repite en las fronteras venezolanas, donde destaca Apure, por ser una zona de entrada y por la gran cantidad de casos. Bolívar y Amazonas se mantienen como territorios receptores de casos, además de los propios contagios comunitarios.
Los pueblos indígenas se enfrentan con problemas que dificultan el control de la propagación del virus COVID-19 y la debida atención médica de los contagiados. Su acceso a centros de salud con las dotaciones necesarias, disponibilidad de personal y de insumos es precario.
Equipos asistenciales como vías de contagio para indígenas venezolanos
Por otro lado, está el difícil acceso, por distancia, de los equipos asistenciales para la realización de pruebas. A lo que se une la circunstancia, de que esos equipos han funcionado como vías de contagio, al no contar con los elementos apropiados de bioseguridad para entrar a las comunidades.
Adicional a las dificultades de seguir protocolos preventivos, como el aislamiento antes de entrar a los territorios indígenas, por falta de dotación adecuada y por contar con un limitado número de personal dedicado.
De acuerdo a Daniel Rodríguez, presidente de Fundación Nativo, muchas de las comunidades indígenas no tienen acceso al sistema de salud regular, de manera que, si alguien se contagia no puede salir de su comunidad.
Asimismo, mencionó que cuando se presentan casos de contagiados, la respuesta médica nunca es inmediata, “si es que la hay” y de haberla puede tardar mucho tiempo en llegar. No existe un protocolo a seguir en las comunidades cuando se trata de atención médica. Por tanto, la obtención de medidas rápidas y efectivas se dificultan.
Aunque, Wataniba afirma que Organismos del estado, a nivel regional, ya han iniciado aproximaciones a algunos de estos sectores, y se prevé una mayor asistencia y apoyo de entes nacionales e internacionales con competencias en estos casos. Ante esta emergencia muchos pueblos se encuentran buscando soluciones propias como el aislamiento voluntario y el cercamiento de sus territorios para evitar el contagio.
Además de acudir a los conocimientos ancestrales con el uso de plantas y otros rubros amazónicos para atender los síntomas de la enfermedad. Sin embargo, en algunos casos, el aislamiento se ve interrumpido por la llegada o el paso de mineros que cruzan los territorios hacia zonas de extracción, por lo que se compromete aún más la condición, ya vulnerable, de las comunidades.
Explotación de las tierras de los indígenas venezolanos
Rodríguez añadió que las consecuencia de la explotación de la tierra son muchísimas, van desde la contaminación de los suelos por el uso del mercurio, la deforestación, la destrucción del hábitat de especies animales, hasta la propagación de enfermedades como la malaria o dengue.
Incluso, que esta explotación hace que cada vez más la transculturizacion de los pueblos sea más grande alimentada por la codicia del oro y demás minerales valiosos que se encuentran en la zona.
Wataniba expuso que en Venezuela, desde la confirmación de los primeros casos de COVID-19 hasta el 6 de septiembre, se reconocen personas contagiadas pertenecientes a diferentes pueblos, fuera y dentro de la Amazonia venezolana.
Según el boletín de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud, del 5 de agosto pasado, para ese momento habían ocurrido 179 casos en población indígena y tres defunciones.
El 68,5% de esos casos fueron notificados en el estado Bolívar (123 casos) y el resto de los contagios en los estados Zulia (43 casos, 2 defunciones) Amazonas (12 casos) y Delta Amacuro (1 caso fatal).
La etnia indígena que presenta la mayoría de los casos y defunciones es la Pemón, seguida por la Wayú. Por otra parte, se reconocen contagios fuera de la amazonia venezolana en Zulia (pueblos Wayuu y Yukpa) y en Anzoátegui (Kariña), donde incluso se señala un fallecido por sintomatología.
Información cultural de los indígenas venezolanos podría perderse
Para el representante de Fundación Nativo, los pueblos indígenas albergan un enorme cúmulo de información; cultura, tradiciones, conocimientos ancestrales que se transmiten de generación en generación; y que en muchos casos ese conocimiento sólo se transmite de manera oral no hay registro escrito.
De la misma forma, que una población indigenas desapareciera, como ya ha ocurrido en el paso de los años; y cómo está ocurriendo en la actualidad, implica una pérdida de la propia cultura y aquello que identifica a los ciudadanos como venezolanos.
En la Amazonía, se ubicó el segundo brote más importante de COVID-19 en Venezuela, que ocurrió precisamente entre indígenas del pueblo pemón. Hasta el momento se han señalado hasta 153, pero para Wataniba el seguimiento es muy difícil y se sospecha; por reportes de sus organizaciones, que el número es superior.
En ese estado, la población que se reconoce como indígena se encuentra alrededor del 5%. Para el estado Delta Amacuro el número de personas, reconocidas oficialmente como indígenas afectados, es de cinco, pertenecientes al pueblo warao.
Ahí también, la proporción de población que se reconoce como indígena alcanza un 29%. Mientras que, en el estado Amazonas, hasta el 6 de septiembre, se registraron oficialmente 438 casos, con seis fallecidos.
Por otro lado, los pueblos que han tenido contagios son el Kurripaco (Arawak), el Ñengatú o Yeral y el Yanomami. En los restantes casos no se ha podido precisar el origen; aunque las jornadas de despistaje han tenido lugar en territorios ancestralmente pertenecientes al conjunto de pueblos Arawak, Yanomami, Ye’kwana y Uwottüja/Yabarana. En el estado Amazonas la proporción de población que se reconoce como indígena es de 51% del total.
Reportes de organizaciones indígenas indican que los numeros de contagiados es superior
Diversos reportes generados por organizaciones indígenas locales y otros actores, indican que el número de contagiados es superior. Esa información se sustenta por la presencia de síntomas clínicos reconocidos por médicos y enfermeros de las diferentes etnias.
Daniel Rodríguez puntualizó que en cuanto a la educación acerca del coronavirus, muy poca información les llega a ellos. Algunos, los más ancianos no hablan ni entienden muy bien el español.
El equipo de Fundación Nativo ha hecho hincapié en que se traduzca a sus lenguas la información para prevenir el COVID-19; o por lo menos el uso de pictogramas para aquellos que no sepan leer ni escribir y a la fecha no han sido atendidos sus llamados.
De la misma forma, destacó que la constitución de Venezuela fue una de las primeras en Latinoamérica en incluir los derechos de los pueblos originarios; pero que solo se ha quedado en letras y leyes porque la realidad es otra. Él resaltó que desde siempre los pueblos indígenas han sido obviados en muchos aspectos como la salud, la educación o protección de sus tierras.
Aseguró que son diversas las formas en las que los pueblos indígenas han sido abusados en materia de derecho humanos. Puso como ejemplo la seguridad personal y la libertad de religión; a muchas etnias se les ha impuesto el catolicismo, obligándolos a dejar de lado sus creencias.
Incluso, a tal punto de hacerles pensar que las mismas son paganas o pecaminosas. Por otro lado, no poseen un nivel de vida adecuado, muchos están abandonados a su suerte sin acceso a la salud o comunicación.
Concluyó que los indígenas venezolanos tienen el derecho de mantener y proteger sus lugares religiosos y culturales. Hecho que es violado constantemente con la práctica de la minería ilegal que existe en la zona.
Muchas gracias por tu post. Saludos.