Al menos 19 personas murieron y cientos más resultaron heridas durante los días de protestas en Colombia, en las que decenas de miles de ciudadanos salieron a las calles para manifestarse contra una reforma tributaria destinada a tratar de solucionar un problema fiscal relacionado con la pandemia.
El domingo, el presidente Iván Duque dijo que retiraba la propuesta actual y, en cambio, buscará un nuevo plan que surja a través del consenso. “La reforma no es un capricho”, dijo, “la reforma es una necesidad”. El lunes, el ministro de Hacienda del país anunció su renuncia.
Pero esas decisiones no fueron suficientes para los colombianos. Los grupos de manifestantes en las diferentes zonas se transformaron en una protesta nacional por el aumento de la pobreza, el desempleo y la desigualdad provocados entre otras razones por la llegada del coronavirus el año pasado.
Latinoamérica, y América del Sur en particular, ha sido especialmente afectada por el virus, y muchos países de la región enfrentarán condiciones fiscales negativas que afectarán la economía aún más de los grupos familiares.
Duque fue uno de los primeros en tratar de abordar los problemas económicos de su país, pero la respuesta pública no augura nada bueno para otros líderes regionales, dijo Sergio Guzmán, director de Colombia Risk Analysis. Para él este es uno de esos momentos en los que se está produciendo una ruptura clave en la sociedad. También cree que la gente está harta, lo que provoca el poder de las calles.
Las manifestaciones han continuado, en parte debido a la ira, por lo que varios grupos de derechos humanos denunciaron los abusos de los cuerpos de seguridad estatales para tratar de controlarlas.
Padre de uno de los fallecidos: Una patada no es para quitar la vida de una persona
En los últimos días, varios casos de abuso policial se han captado en video, incluido uno en el que se ve a un joven manifestante pateando a un oficial de policía en una motocicleta. El audiovisual muestra cómo el agente responde disparándole al manifestante mientras huye.
El manifestante era Marcelo Agredo, de 17 años, un estudiante de noveno grado que salió a marchar con su hermano. Murió poco después, según su padre, Armando Agredo. La muerte fue confirmada por la Defensoría del Pueblo, una agencia gubernamental que investiga las violaciones de derechos humanos. Una patada no es para quitar la vida de una persona, opinó Agredo, un taxista jubilado de 62 años quien pide que se haga justicia.
Grupos indígenas marchando durante una manifestación convocada en Bogotá. Federico Rios / The New York Times
Motivado por estos actos, el expresidente del país, Álvaro Uribe recurrió a Twitter para decir que los colombianos deben apoyar el derecho de soldados y policías de utilizar sus armas para defender a las personas y bienes del terrorismo vandálico.
Twitter eliminó el mensaje poco después, diciendo que violaba las reglas con respecto a la glorificación de la violencia. Duque, heredero político de Uribe, pronto desplegó más fuerzas militares en las calles para controlar los disturbios.
Las protestas comenzaron el miércoles y para el lunes al menos 18 civiles y un oficial de policía, Jesús Solano, habían fallecido, según la Defensoría del Pueblo. Entre los muertos se encontraba Jesús Flórez, de 86 años, quien murió “al parecer por inhalación de gases”.
Al menos 540 policías han resultado heridos durante las manifestaciones, según la Policía Nacional, mientras que más de 100 autobuses han sido destrozados o quemados. La policía dijo que también había identificado a casi 17.000 personas que no estaban cumpliendo con medidas de salud pública como usar mascarillas.
¡Atención!, en el barrio Mariano Ramos de Cali, la Policía asesinó a un joven que le pateó la moto, dos testigos confirman esta versión. Un claro asesinato, el uniformado no tenía que responder con fuerza letal. #ParoNacional28A pic.twitter.com/iVyQejIfct
— Diego Cancino – Concejal de Bogotá (@cancinodiegoa) April 28, 2021
Protestas en el momento del pico más alto de casos de coronavirus en Colombia
Las protestas se producen justo cuando el país está experimentando el momento más crítico de la pandemia, y ha alcanzado un número superior de muertes diarias en los últimos días, más que los contabilizados en el transcurso de los meses en los que ha permanecido el coronavirus en Colombia.
Guzmán, de Colombia Risk Analysis, dijo que había un acuerdo generalizado de que se necesitaba una reforma fiscal para mantener a flote al país, pero que el gobierno había esperado demasiado para rescindir la impopular propuesta fiscal, permitiendo que la ira, la frustración y el resentimiento que se habían acumulado desde el año pasado explotaran.
Su opinión es que ahora se trata mucho más de la forma en que el gobierno ha dirigido el país durante dos años y medio, se trata de los cierres, se trata del descontento popular.
La economía de Colombia se contrajo un 7 por ciento el año pasado, mientras que la pobreza aumentó del 36 a casi el 43 por ciento de la población, La economía de Colombia se contrajo un 7 por ciento el año pasado, mientras que la pobreza aumentó del 36 a casi el 43 por ciento de la población, según cifras divulgadas la semana pasada.
Marcelo Agredo, de 17 años, un manifestante que fue asesinado durante las marchas convocadas en Colombia. Foto: Armando Agredo
La propuesta fiscal buscaba elevar los aranceles sobre algunos bienes y servicios cotidianos, al tiempo que mantenía los subsidios en efectivo de la pandemia destinados a ayudar a las personas con dificultades. Sin embargo, muchas personas en las calles dijeron que solo vieron los aumentos de impuestos, y un gobierno que sentían que ignoraba sus necesidades.
Natalia Arévalo, de 29 años, una manifestante en Bogotá dijo que los están llevando al hambre. Arévalo, que se dedica a la venta de ropa, mencionó que el nuevo cierre impuesto para frenar la propagación del virus había reducido drásticamente sus ventas. “Ahora quieren quitar lo poco que tenemos”.
Joven artista murió desangrado en Cali
Algunas de las mayores manifestaciones se han realizado en Cali, la tercera ciudad más grande de Colombia. El domingo, Nicolás Guerrero, un joven artista estaba entre los cientos de personas reunidas en una zona norte de la ciudad cuando de repente sonaron los disparos.
Un video granulado, transmitido en vivo y visto por muchos, muestra gritos y confusión. Juan Gómez, un abogado de 27 años, estaba allí y vio cómo Guerrero se desangraba a sus pies. “Fue horrible”, dijo Gómez. “Nunca había visto morir a alguien ante mis ojos”.
Para él “no hay proporcionalidad” haciendo referencia a la fuerza que se usa en la calle. “No tiene sentido”. Gómez hablaba por teléfono, el lunes. Dijo que estaba tan molesto que planeaba regresar a las calles ese mismo día.
La policía y los manifestantes se enfrentaron la semana pasada en Bogotá, Colombia, en una manifestación por una propuesta de reforma tributaria. Federico Rios / The New York Times