El mundo cumple 38 años cohabitando con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Desde su aparición, han ocurrido avances significativos como numerosas campañas de concientización y prevención como derrumbar estigmas sociales, así como también la creación de tratamiento y proceso de la creación de una vacuna contra el Sida. Sin embargo, queda mucho camino por recorrer y erradicar la propagación de esta enfermedad.
Este 1° de diciembre, cuando se conmemora el Día de la Lucha contra el Sida, recordamos la información básica sobre este virus y la patología que produce, así como las maneras de afrontarlo:
El VIH es un retrovirus que ataca las células del sistema inmunitario, principalmente a los macrófagos y células T CD4+. La infección progresiva ocasiona inmunodeficiencia, esto se refiere a que el sistema inmunitario pierde la capacidad de luchar contra las infecciones y enfermedades.
Asimismo, el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (Sida) es una serie de síntomas e infecciones que van asociadas a la deficiencia del sistema inmunitario. Es importante destacar que esta patología se refiere a la etapa avanzada de la infección por VIH.
Es importante saber que el VIH no se transmite a través de los mosquitos, garrapatas u otros insectos. Tampoco se transmite por el contacto casual de conversaciones, estornudos, saliva, lágrimas, sudor ni compartir platos, baños, teléfonos.
A medida que fueron avanzando los estudios, se identificó que el VIH puede transmitirse de una persona infectada a otra persona a través de relaciones sexuales vaginales o anales sin protección, así como también el uso de jeringas u otros implementos para el consumo de drogas.
Exposición prenatal al virus
También se detectó que la exposición prenatal y perinatal de recién nacidos por madres que tengan VIH, así como la lactancia materna en estas pacientes. Otras vías de transmisión son la transfusión sanguínea y el trasplante de órganos de donantes infectados.
De acuerdo con el Programa Conjunto de las Naciones Unidas para el Sida (Onusida), la mayoría de las personas infectadas por VIH, al no ser tratadas, empiezan a manifestar síntomas de sida entre ocho a diez años de haber sido contagiados por el virus.
El VIH tiene tres fases:
- Infección aguda por VIH: etapa temprana de infección, se manifiesta de dos a cuatro semanas de adquirirla. Pueden presentarse síntomas similares a los de una gripe, como fiebre, dolor de cabeza y erupción cutánea. En esta etapa, el virus se propaga rápidamente por todo el cuerpo.
- Infección crónica por VIH: la segunda fase también es conocida como infección asintomática por VIH, durante ese periodo el virus continúa multiplicándose en el organismo, pero en concentraciones muy bajas. Si no se aplica el tratamiento antirretroviral y transcurren 10 años de haber sido contagiado, la infección crónica se transforma en sida.
- Sida: es la fase final y la más grave de la infección por VIH. En este nivel significa que el virus ha destruido el sistema inmunitario, el cuerpo humano ya no puede luchar contra las infecciones oportunistas y cáncer que se presentan con más frecuencia en personas con inmunodeficiencia. Si no recibe el tratamiento, por lo general, las personas con sida sobreviven tres años aproximadamente.
Terapia antirretroviral para tratar el Sida
Para tratar la enfermedad, se utiliza la terapia antirretroviral (TAR), consiste en la combinación de fármacos que suprimen la replicación del VIH. La TAR reduce la mortalidad y la morbilidad de las personas infectadas. Existen tres tipos de pruebas para detectar VIH: exámenes de ácido nucleico, pruebas de antígenos y anticuerpos. Se hacen con muestras de sangre o secreción bucal.
Se debe saber también que el VIH provino de una zoonosis, es decir, una enfermedad infecciosa que ha pasado de un animal a humanos. Según Centros para el Control y la Prevención de la Enfermedades (CDC), este virus derivó del virus inmunodeficiencia símica (VIS), que solo afectaba a un determinado tipo de chimpancés de África Central, se presume que pudo haber sido transmitido a las personas cuando cazaban a estos animales y entraron en contacto con la sangre infectada.
Existen tres tipos de pruebas para detectar VIH: exámenes de ácido nucleico, pruebas de antígenos y anticuerpos. Se hacen con muestras de sangre o secreción bucal.
Onusida, indicó que se ha ido reduciendo las infecciones, debido que ha aumentado el acceso a la terapia antirretroviral. Esto se comprobó con los datos recolectados a finales de 2020: 1,5 millones de personas contrajeron VIH, 37,7 millones estaban viviendo con el virus en 2020, 680.000 murieron por enfermedades relacionadas con el sida en 2020.
En el caso de Venezuela, Onusida también estimó que en 2020 al menos 100 mil personas han sido diagnosticadas con VIH en el territorio nacional, con prevalencia de 0,53 % en la población general. Sin embargo, estos pacientes se encuentran en riesgo debido a la baja inversión por parte del Estado venezolano en garantizar los recursos para el tratamiento de la enfermedad dentro del sistema de salud pública.
Vacuna contra el VIH
Con respecto a la vacuna contra el VIH, está siendo desarrollada por el estudio Mosaico, que evalúa un régimen experimental. La vacuna se basa en la combinación del virus que se agregan genéticamente a un vector viral (adenovirus 26) que es inofensivo para los humanos, pero que es efectivo para generar inmunidad específica contra los diferentes subtipos de del virus.
Actualmente se encuentra en la fase III, la etapa que consiste en desarrollar ensayos a gran escala e involucra a miles de voluntarios. Acá se trata de determinar su eficacia para aprobar su uso de forma masiva en personas sanas.
En Venezuela existen organizaciones no gubernamentales como civiles que se han encargado de promover campañas de concientización como de prevención sobre el VIH. Entre esas están la Red Venezolana de Gente Positiva (RVG+), Acción Zuliana por la Vida (Azul Positivo), Fundación Niños en Positivo. También la Asociación Mujeres en Positivo por Venezuela, AID FOR AIDS.
La prevención se centra en usar preservativos para tener relaciones sexuales seguras, no compartir agujas; jeringas y el resto de material debe ser uso único y aséptico. Así como también realizarse exámenes de forma periódica para descartar presencia de VIH y otras Infecciones de Transmisión Sexual (ITS).