Cuando estamos pequeños siempre decimos que deseamos ser grandes, pero nunca pensamos en las cargas que conlleva la madurez en todos los actos que realizamos, cómo nos afecta a nosotros y qué matices tenemos que sobrellevar para poder alcanzar las metas propuestas por cada uno.
Desde este lado de la computadora, esta humilde servidora que se dedica a escribir para ustedes; empieza a entender, en un aspecto más profundo, los sacrificios que realizaban (y también en tiempo presente) nuestros padres cuando nosotros mismos los efectuamos.
Actualmente me encuentro en Buenos Aires, Argentina; como me gusta llamarla mi segunda casa o mi casa de maduración. Prácticamente más de tres años y medio sin ver a mi madre o familia, solamente soy yo enfrentando al mundo con las adversidades del día, tratando de remarla lo mejor que pueda.
Somos valientes, perseverantes y también debemos ser constantes. Buscar tu lugar en el mundo es un poco complicado o aveces no lo es, debes asegurarte de que cada decisión que realices en tu vida sea o tenga un impacto favorable, sonará bastante cliché pero no hay nada más acertado que las buenas cargas positivas.
Durante este trayecto estando fuera de mi país he visto cómo mis amigos tienen los mismo problemas, otros no tanto pero… todos mantienen el mismo pensar “remar lo mejor que pueda”. Es complicado salir de tu entorno, tu espacio de confort para afrontar una nueva experiencia, una sensación de que lo desconocido y la incertidumbre te invade cada cierto tiempo, es difícil pero no es imposible…
Mi ahora, mi espacio, mi lugar, mis decisiones, y en la búsqueda de tener un mejor desarrollo profesional, ese que todos tanto anhelamos con mucha locura y pasión.
Mi mejor amiga que es toda una guerrera viviendo en EEUU que ha logrado cosas tan sorprende como poder mantenerse sola, tener su propio apartamento y automóvil, cuidar de mis sobrinos perrunos y ayudar a su familia que prevalecen cerca a pesar que vivan en otro estado, el cariño sigue intacto y me siento feliz de estar en su red de personas más cercanas, capaz ella no vea estas cosas tan significativas pero son el gesto de superación más grande que realizamos cuando ya somos adultos, pequeños logros que considero que son esenciales para mi, recuerda que los demás que quieres ya vendrán, creeme, será así. (sé que es desesperante esperar, es algo en el ser humano le cuesta trabajar ese aspecto, al fin y al cabo a todos nos pasa)
Por otro lado, está el que me robó el corazón y decidió irse al otro lado del mundo a triunfar por esos lares abrir su pastelería experimentado con distintos sabores, aunque… entre nosotros, yo siempre lo visualice abriendo su restaurante. Tantas cosas que hablamos que quisimos hacer de forma individual y al final fuiste tú el primero en irte a materializarlas. Asimismo, supongo que te agradezco por dejar que me mostrara cómo soy en realidad cuando estabamos juntos; con muchas tristeza y lagrimas de por medio tuve que dejarte ir, para que los dos podamos alcanzar lo que queríamos; aunque como buena pisciana que vive en el mundo de fantasía quería otro cierre. ¡Buen viaje!.
Hablar de tus anhelos y metas debe ser una conversación primordial entre personas, pero no con todas conectamos. Parafraseando un poco a la Princesa Mia Thermopolis “hay que sentir un click” y cuando eso pase; disfrutalo y mantenlo, plática de lo que quieres y aprende a escuchar o ver cómo el otro te empieza a dibujar las cosas que quiere, porque la vida se trata de vivirla y hacer los sueños realidades.
Somos tan distintos pero a la misma vez mantenemos un objetivo en común; el viaje aún no se ha acabado, apenas inicias, un tramo bastante duro por recorrer y metas por alcanzar. El mundo sigue girando en su propio eje, utilicemos ese movimiento para poder aprender cómo ser adultos y buscar nuevos caminos para alcanzar lo que soñamos.