El 14 de mayo un menor de edad, quien se identificó públicamente como Miguel Oyer, compartió un relato que consideró ser un abuso de poder de los vigilantes de una de las sucursales de Traki y del resto de trabajadores del comercio.
Empezó contando que el viernes 14 de mayo aproximadamente entre las 10:00 y 10:30 am. fue a Traki a comprar algunos productos, entre ellos alimentos. Subió a Nivel 1 y como tenía un bolso lo dejó en el lugar destinado para dejarlos, luego fue a hacer las compras que había planeado.
Tomó los productos que necesitaba, se dirigió a la caja para cancelarlos y para que posteriormente los embolsaran, como es normal en Traki. Cuando se iba quiso retirar su bolso. Y ahí es dónde, según Oyer, cometió un error.
Luego de retirar sus cosas, recordó que le faltaba buscar otro producto así que de una manera que calificó como distraída, se regresó y subió al Nivel 2. Cuando ascendía por las escaleras mecánicas, al mismo tiempo bajaba un vigilante quien le dijo que no podía subir después de haber comprado los productos. A esto el joven se disculpó y aceptó que no sabía que eso no se podía hacer. Seguidamente, bajó para retirarse del comercio.
Al pasar por los detectores de metales los vigilantes le revisaron el morral, las bolsas con los productos que compró y la factura. En mi morral tenía una lata de galletas que había comprado pocos días atrás, junto con otros productos más y dinero en efectivo.
Cuando vieron la lata, el mismo vigilante que se había encontrado en las escaleras y le había pedido salir, le pidió que lo acompañara al baño y al estar allí le dijeron que sacara todas sus pertenencias. Oyer mencionó que cooperó con ellos para que revisaran una vez más sus cosas, que habían visto ya en el área de los detectores de metales.
Verificación de compras en Traki
Cuando revisan la lata de galletas, estaba completamente vacía incluso sin envoltorios. Le preguntaron por qué no había pagado ese producto y el joven explicó que la había comprado días atrás y con efectivo. Llamaron a una cajera y le pidieron que verificara si la adquisición se había hecho y comprobara si aparecía su cédula.
Desafortunadamente para el menor no apareció el registro de la compra. Él se cuestionó si la cajera realmente lo verificó. Creyó que para su desgracia, no tenía la factura de la compra de esas galletas consigo.
Relató que dos funcionarios, que estuvieron siempre presente, le solicitaron la cédula y la fotografiaron y al igual que a él. El vigilante le ordenó que se levantara la camisa y que me bajara los pantalones. Oyer aclaró que solo vieron, no lo tocaron. Se subió los pantalones y metieron todas sus cosas al bolso. También destacó que todo eso fue sin la presencia de su representante.
Luego de lo que había sucedido hasta ese momento, el joven demandó que revisaran las cámaras de los dos días para que constataran nuevamente con la cajera que sí se había hecho efectiva la compra. Aseguró que con eso podían aclarar el malentendido, pero nadie le hizo caso y no quisieron revisar las cámaras.
Como no tenía cómo defenderse, consideró que quedó como un ladrón. Los empleados le exigieron que tenía que pagar la lata de galletas. Para salir de una vez de allí y evitar más inconvenientes les aseguró que las pagaría sin problema alguno.
Burlas y malos comentarios contra el menor de edad
Fue con la cajera de quien dudo haber hecho la verificación del registro de sus compras para cancelar la mercancía. Luego de hacerlo se encaminó a buscar sus cosas. En este punto, aseguró que la trabajadora empezó a hacer comentarios y a burlarse con sus compañeros de él. Eso me molestó mucho, pero no le dio importancia porque lo único que quería era tomar sus cosas e irse.
Cuando exigió que le entregaran sus pertenencias, otro vigilante dijo “¡él todavía no se va!”. Este buscó a otra persona y ordenó que se pusiera a limpiar todo el Nivel 2 para dejarlo ir. Recordó que en ese momento eran las 11:10 am., y le impusieron barrer y coletear hasta las 12:56 pm. En ese periodo de tiempo lo tuvieron limpiando ese piso de Traki; sometiéndolo a los comentarios de los mismos empleados; sintiéndose ridiculizando.
Lamentó que nunca llamaron a su representante, no quisieron revisar las cámaras, no creyó que la cajera realmente haya hecho la verificación, le hicieron pagar un producto que no había tomado y además, que limpiara el piso y así poder regresarle sus cosas para dejarlo ir a casa.
Cabe acotar que él compartió las facturas de las compras de los dos días, la del 14 de mayo y la del 12 del mismo mes, la cual tenía en su residencia al momento de los hechos, evidenciando que sí había realizado las compras y no estaba delinquiendo en la tienda.
Pronunciamiento de Traki
Por su parte, la tienda se pronunció para saludar al menor y dar gracias por hacerles llegar esta información. Para la marca no hay palabras para remediar la situación pero igual pidieron disculpas. Aseguraron que inmediatamente harán todas las averiguaciones pertinentes. Le consultaron en que local se había producido el inconveniente y Oyer lo identificó como el que está ubicado en Puerto Ordaz.
Ante la denuncia, el Fiscal General designado por el oficialismo, Tarek William Saab, delegó que se investigue la denuncia de Miguel Oyer por maltratos, vejaciones y humillaciones públicas por parte de empleados de Traki.
Tiempo después, Saab los identificó para ser Imputados por el Ministerio Público que lidera. Los empleados son Víctor Belizario, Mauro Martínez, Jackelin Rodríguez, Jhoni Antonio Saavedra y Francisco Franco.